La atracción de las sectas





Las sectas buscan a gente con unas características en particular porque son útiles para su propósito: gente joven, tal vez familias, en ocasiones gente mayor o anciana con dinero. Cada secta tiene su sistema.
No existe un tipo de personalidad ideal para ser captado por una secta pero sí se conocen variables que hacen a la gente más vulnerable: 
Ser dependiente, poco asertivo, no tolerar la incertidumbre o la ambigüedad (estas personalidades buscan que se les den respuestas), ser idealista o buscar significado espiritual, baja habilidad para juzgar o ser crítico con la información. La cuestión es que todos podemos sentirnos o ser así en algún momento de nuestras vidas, las sectas saben aprovechar los momentos de debilidad y utilizar esa flaqueza momentánea para acceder a ti. Buscan a gente que se siente atraída por la autoridad, con altos deseos de pertenencia, que se sienten solos o tienen dificultades para relacionarse, gente a la que le atrae lo sobrenatural. Cuanto más joven es la persona más fácil es reclutarla: cuando la persona está en una situación personal complicada o de riesgo es más susceptible.
Cada secta tiene su “manual” sobre a quién reclutar y cómo. Juegan con el secretismo, les apasiona ese juego y hacer ver a sus abducidos que bajo ese horror podrán ser felices, conseguir lo que quieren o reconciliarse con ellos mismos. Premian la fidelidad con regalos y secretos.

                         La manipulación                                     

Pues os va a resultar sorprendente pero ¡el 60% de sujetos son reclutados por un amigo o familiar!. El primer contacto será una forma de obtener información de ti, para luego mimetizar tus gustos e intereses, haciendo así parecer que tenéis cosas en común, así te acabas identificando con la persona que quiere reclutarte.
Luego, con esa información te ofrecen una oferta que no puedes rechazar. Será algo que estés buscando. Puede ser un seminario, una charla sobre un tema que te interesa, un café o ir a cenar. Las mentiras o las medias verdades son la base de todo el proceso, puede que el seminario ni siquiera esté muy relacionado con lo que buscabas pero como te cae bien la persona, vas. Estos reclutadores conocen muy bien las técnicas de reciprocidad (nos han invitado a un café, nos han escuchado, nos han ayudado en un momento dado y  les debemos algo), consistencia (si hemos dicho que nos gusta algo mucho es inconsistente rechazar una invitación de ello) y compromiso (la oportunidad que nos ofrece es única, no la dejes escapar). 
Siempre te será difícil irte (porque te han llevado hasta ese lugar, has establecido un compromiso), el entorno será constante, no estarás solo y ellos acaban haciéndote pensar que eres tu el que manejas tu vida cuando, en realidad, son ellos los que lo hacen por ti.  En ocasiones y dado que lo que realmente representa la secta no tiene nada que ver con lo que venden al sujeto, las sectas crean pequeños grupos (de cara al público) dedicados a los miembros iniciales y su reclutamiento. Pueden ser grupos de deportes, religiosos, culturales, amistosos, políticos, y, supuestamente, solidarios e interesado por tu bien. En estos grupos se engaña la “amistad” del sujeto, le conocen mejor y empiezan a manipularle.

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