Gaslighting

Nunca intentes hacer entrar en razón a tus acosadores, ellos ya saben que te están acosando.  El Gaslighting consiste en presentar información falsa para hacer dudar a la víctima de su memoria, de su percepción o de su cordura. Puede consistir en negaciones simples por parte de los abusadores, en el sentido de si determinados eventos ocurrieron o no, o incluso en la escenificación de situaciones extrañas mediante los medios que tienen a su alcance y tiene como objetivo volver loca a la vítima.


Un niño al que se le permite hacerle acoso a otro niño durante años acabará de mayor siendo un experto en gaslighting que es uno de los medios que se utilizan paralelamente al escarnio, la venganza, la humillación, el insulto y la calumnia atentando contra los derechos más elementales al recurrir a la vigilancia y el control de de toda actividad personal o familiar. 

Por regla general se escudan en una supuesta causa noble que lo justifica, el fin justifica los medios. A veces quieren dañar al otro con el mero fin de eliminarlo por venganza, talión o  envidia, como castigo ejemplar. Los niños o los jóvenes acosadores  dañan a otro o a otros para sentirse superior a quién pretenden lastimar,  dañar al otro es un medio que les permite alcanzar otro fin, demostrarle al grupo quien o quienes ostentan el auténtico poder. Se enorgullecen de lo que hacen, ante ellos mismos y ante los demás. En general reaccionan mal cuando se les descubre, incluso puede que sus  fechorías se incrementan. Por eso la prevención es el mejor sistema para evitar que este tipo de casos que comienzan en la adolescencia, no tengan una continuidad en la vida adulta. 

El colmo de la perversión se produce cuando los chicos o los adultos acosados pierden el control emocional y entran en el juego de los acosadores, tratando de alguna manera de vengarse de ellos, es entonces cuando los sociópatas aprovecharán para acusar a las víctimas de ser ellos  o ellas los que agreden. 
Los efectos colaterales del acoso siempre acaban pasándole factura al acosado, mientras el acosador aprovecha esa circunstancia para llenarse de razón y hacer que parezcan verdaderas sus insidias o sus medias verdades, para seguir insistiendo en que les mueve una causa noble.  
Según algonos psicólogos la violencia perversa tiende a retroalimentarse a través de todas y cada una de sus acciones, produciendo una espiral demoníaca.    
















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